Ayudar sin postureos, la mejor satisfacción
Hace ahora 4 años me uní a la sociedad vicentina de San Vicente de Paul y Federico Ozanam. Llegué hasta ellos gracias a mi buena amiga María Aragón, que siempre ha colaborado con asociaciones y lideraba un proyecto de ayuda a las asociaciones más necesitadas de Alicante y me llamó para que le echara una mano.
Me hizo gracia porque en aquella reunión me dijo que había pensado en mí porque sabía que si me quedaban 5 minutos libres los podría dedicar a algo que no fuera descansar y por eso me quería colaborando con ella. Conocer a la sociedad de San Vicente de Paul fue tan gratificante que aunque nos habíamos propuesto ayudarles por un tiempo determinado, yo no me he podido ir y aquí sigo.
Dar sin recibir nada a cambio, ser generosos, la ayuda desinteresada sin postureos y pertenecer a un grupo en el que sabes que tu ayuda es necesaria por poca que sea, donde siempre hay una palabra amable, me ha ayudado muchísimo. Porque ellos sin saberlo me han dado mucho más de lo que haya podido yo darles, me han dado gratitud y eso es impagable.
Involucrada hasta lo más profundo de esta asociación, ayudamos en un proyecto integral de familias, donde los niños y los mayores son nuestra prioridad.
En estos momentos nuestro proyecto educativo con los niños se encuentra parado por la situación del Covid. Estamos adecuando las instalaciones a la espera de que quizá en enero 2021 podamos retomar la actividad. Recuerdo que los primeros días que acudía al centro (en la zona "chunga" de Carolinas bajas) una de las niñas con las que hablé me comentó con toda la naturalidad de su edad que ya habían merendado en el centro, y menos mal porque seguramente ya no cenaría y hasta el desayuno no tomaba nada.
El mundo se me cayó al suelo. Había niños muy cerca de mí que no podían cenar porque en su casa la leche era para el desayuno y no podían permitirse muchas noches la cena. Corazón encogido, a vosotros no os pasa? Desde entonces decidí que mi sitio estaba allí, mi propia RSC sería no permitir que ninguno de estos niños y sus familias (unas 30 ahora mismo) dejaran de cenar.

